SÉNIA es una reflexión sobre la inercia del movimiento y la necesidad de
parar en un sistema mecánico y sobreproductivo que no nos permite hacerlo.
Un razonamiento, personal y colectivo, que nace en plena pandemia, durante
el confinamiento, y que ahora se “hace cuerpo” con el objetivo de señalar el
ritmo frenético que llevamos día a día, sin detenernos a respirar y a disfrutar
del camino. Una necesidad aún más urgente para los profesionales de las
artes escénicas y del sector cultural en general. Parar para crear, para mimar
el proceso, para vaciar la cabeza y volverla a llenar de nuevas ideas, para
respirar sin miedo a la inactividad y la precariedad. Tradicionalmente, una
“sénia” (säniya en árabe, noria en castellano) era una máquina de
abastecimiento de agua para la huerta que consistía en una rueda accionada
por animales.
SINOPSIS: Quiero parar, ser agua estancada. Que, sigilosamente, crezca el verde dentro de mí, en una maloliente metamorfosis que deje salir todo lo oculto que oxigena. Ser podredumbre que genera vida. Iris amarillos, hierba centella. Microorganismos, sales minerales, fitoplancton, patinadores de pantanos. Sumergirme profundamente y descubrir lugares deshabitados y olvidados hace tiempo, con campanas enmudecidas, donde ya nadie juega ni pasea. Quiero parar y bucear oscuros abismos, pero me falta el aire. Sin agallas, me ahogo.
TEASER DOSSIER Programa de mano